Emilia Velasco fue la elegida por la artista argentina para la alfombra roja de la 64ª edición de los Grammys. Creadora de un vestido confeccionado 100% con algodón chaqueño y sustentable.
Una ciudad monstruosa repleta de luces en pleno desierto de Mojave, que funciona las 24 horas del día gracias a la ambición, el escapismo y a las aguas de la cuenca del río Colorado. Así es Las Vegas, Nevada. Famosa por sus noches eternas inmortalizadas en películas de recaudaciones millonarias que, además, este domingo fue escenario de la 64ª entrega de los Premios Grammy.
“Llevar un diseño sustentable en una alfombra roja es un acto político”, sostuvo la diseñadora chaqueña Emilia Velasco, en diálogo exclusivo con Infobae. “Le puede gustar o no a la gente, pero es bueno que se genere un debate”, agregó quien fuera convocada por la estilista Belén Gandara para vestir a María Becerra en la ceremonia a la que asistió para cantar junto al colombiano J Balvin, en la MGM Grand Garden Arena.
“Arranqué a diseñar a los 8 años. Una de mis abuelas, con la que crecí, tejía mucho - comenzó su relato a través del teléfono -, a partir de ahí descubrí que me encantaba construir objetos: a la hora de la siesta me metía en la casita del fondo de mi papá y buscaba materiales para hacer esculturas, pero como la tela era más sutil (y no hacía tanto desorden), crecí armando vestuarios para mis muñecas”.
Velasco, el proyecto homónimo de la diseñadora, nació en Resistencia (Chaco) hace más de diez años. “Empecé a crear desde ahí - recuerda -. Yo quería trabajar con algodón pero no conseguía textiles para indumentaria”. Aquella contraintuitiva ausencia (resultaba obvio hallar algodón en Chaco, de donde proviene el 80% de la producción nacional junto con Santiago del Estero) la llevó a que empleara el material de las mismas bolsas en las que se transportaba la materia prima para sus primeras prendas.
La responsabilidad atraviesa el trabajo de Emilia desde los materiales que emplea, hasta la forma en la que concibe la moda. “Lo sustentable lo venimos hablando desde el norte argentino hace muchísimo tiempo: detrás de una prenda hay una trazabilidad, una historia y una identidad. Siempre estuve muy segura de que mi identidad es mi entorno. Yo crecí y siempre compuse desde ese ritmo más lento: creo de una manera diferente porque mi cotidiano era otro”, explica.
En cuanto al diseño que llevó María Becerra en los Grammys, Velasco sostiene que ella no realiza vestuarios de alta costura, sino que “cuenta historias con tela”. “Empecé a pensar en cómo se podía generar una imagen fuerte y yo suelo trabajar con pecheras, con proteger el plexo, la espalda”, relató. De hecho, en una aclaración posterior, la diseñadora vinculó este leitmotiv con su infancia y el tiempo que pasaba observando la espalda de su abuela mientras tejía. “Vengo de una familia matriarcal, algo típico del NEA”, remarcó al señalar la influencia de las mujeres de su vida.
“Mi última propuesta se llamó Corazón Coraza, una colección vinculada a los amuletos de protección, y en el 2013 hice una pechera similar: a partir de eso realicé esta escultura textil a mano bajo las técnicas de crochet, macramé y anudados”, explicó sobre la parte más elaborada de su conjunto. “Eso debía combinarlo con algo que sustente, que sea simple pero jugado, y por eso elegí un vestido de línea recta translúcido intervenido con sogas, todo 100% algodón”, añadió.
En contraste con la velocidad y el exceso que rodea el mismo concepto de los Grammys, de Las Vegas, de la música y la moda, fue la simplicidad y el carácter elemental del diseño de Velasco lo que cautivó las miradas.
La humildad y la nobleza del algodón; oro blanco provisto por la cooperativa Inimbó que hace diez años le brindó el único textil de algodón posible para trabajar y que hoy es “casi su familia”; junto con la tensión entre la imperfección y el minúsculo detalle del trabajo manual; sumado al enaltecimiento de lo propio, que llegó desde los campos chaqueños hasta Las Vegas; distaron de ser un mero capricho estético y/o retórico.