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Una aproximación bajo la batuta de Miuccia Prada a una de las parejas con el estilo más excesivo de los años 60 y 70 del pasado siglo.
No es la primera vez que Baz Luhrmann se alía con Prada en uno de sus proyectos. Lo hizo en Romeo + Julieta, la adaptación del clásico de Shakespeare en la que los protagonistas vestían llamativas camisas y sastrería creada para la ocasión –la diseñadora accedió a hacerles algunas prendas aun cuando la película no contaba con un gran presupuesto; volvió a repetir en El Gran Gatsby, un filme que recreaba los locos años 20 con vestuario creado ad hoc (esta vez sí, con una razonable cantidad de millones para la producción). Ambos títulos protagonizados por Leonardo DiCaprio, fue el inspirado en el libro de F. Scott Fitzgerald el que se hizo con el Oscar a Mejor vestuario, una hazaña que podría repetir Elvis. Los diseños toman el espíritu algo hortera de la etapa del artista y su joven esposa en los 60 y 70, lo depuran y entregan un estilo pulcro, casi minimalista.
Catherine Martin, diseñadora de vestuario de la película, esposa del director y ganadora de varios premios Oscar por su labor en el armario de Moulin Rouge o la mencionada El gran Gatsby, ha trabajado mano a mano con Miuccia Prada para concebir una serie de estilismos que ofrecen una imagen de Elvis Presley pocas veces imaginada.
La aproximación de Baz Luhrmann al artista promete ser personal, algo que amplificará la caracterización de los protagonistas, que comienza exactamente en las elecciones de vestuario. Miuccia investigó en los archivos de su propia firma y también en los de los herederos del cantante para pensar en un matrimonio que en términos de vestimenta poco tiene que ver con lo que fue la realidad.
Hay estilismos prácticamente calcados –como la combinación de minifalda, cuello cisne y chaqueta de ante que Priscilla llevó a los estudios televisivos de la NBC en 1968–, pero otros muchos construyen la imagen, sobre todo la de ella, desde cero.
