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La moda tras la COVID-19: ¿cambiarán nuestros hábitos de consumo?

Estos días, en medio de un gran debate sobre el futuro del sector, son muchas las preguntas que se formulan los directivos de las grandes compañías.

Deben adaptarse a la situación que vivimos, tanto a corto como a largo plazo, y repensar su estrategia de futuro.

La moda será siempre una forma de expresión de la propia identidad. Pero se perciben algunos signos –en favor de la sostenibilidad y en detrimento de la fast fashion– que pueden cambiar en un futuro próximo el panorama de esta industria y nuestros hábitos de consumo.

Las tiendas tras el confinamiento

Con el comienzo de la desescalada, algunas de las mayores empresas están ya reabriendo sus establecimientos y se enfrentan al reto de velar por la salud de sus empleados y clientes.
Las primeras decisiones a tomar estarán relacionadas con la preparación de las tiendas para su reapertura al público: las medidas de higiene en probadores, los empaquetados, la limpieza de la ropa, los métodos de pago, etc. Asimismo, aunque buena parte de la colección primavera/verano se dá ya por perdida, necesitarán dar salida a los enormes stocks a través de promociones y rebajas.

Estrategias a medio y largo plazo

A nivel estratégico interesa saber dónde se centran las reflexiones más profundas del sector y qué aspectos son considerados por la industria como oportunidades de cambio y mejora. Podremos observar sus movimientos durante los próximos meses.

En primer lugar, la situación actual afecta a la propia existencia o al tamaño de las compañías. Unas tendrán que cerrar inexorablemente. Otras deberán ajustar sus gastos e inversiones para agilizar los procesos de sourcing –aprovisionamiento y compra de materiales, etc.– y el diseño y reducción de stocks. La tendencia es incrementar la producción de cercanía.

Por otra parte, la reestructuración de la red de venta al por menor conducirá de forma ineludible hacia la transformación 100 % digital. El incremento del comercio electrónico –con la mejora de los procesos logísticos a través de la robotización y la inteligencia artificial– y la modificación del rol de la tienda física serán otros de los cambios que veremos próximamente.

La industria vive, en definitiva, una oportunidad de cambio creativo para ofrecer nuevos valores y servicios a sus clientes, relanzando la esencia y propósito de cada marca en conexión con los objetivos estratégicos señalados.

Por su parte, los consumidores tienen la oportunidad de reflexionar sobre sus hábitos de consumo y estilo de vida y de estudiar las propuestas que les ofrezcan las marcas.