Mientras Mulberry trabaja para desarrollar el cuero con menor contenido de carbono del mundo, analizamos si realmente existe el cuero vegano.
Las búsquedas de ‘cuero vegano’ han aumentado un 69% interanual, según Lyst. Y es que últimamente se ha producido un alejamiento del cuero tradicional en medio de crecientes preocupaciones ambientales y éticas entre los consumidores. Pero, con muchas de estas alternativas veganas aún en su infancia y que a menudo contienen contenido sintético, las casas de moda de lujo buscan cada vez más cómo pueden producir cuero de vaca de manera más sostenible.
Una de esas marcas es Mulberry, que recientemente se comprometió a convertirse en carbono neutral para 2035 como parte de su manifiesto Made to Last. Un aspecto central de su filosofía es avanzar hacia una cadena de suministro hiperlocal, desde la granja hasta el producto terminado, con técnicas de agricultura regenerativa, que incluyen pastoreo rotativo para mantener la salud del suelo, lo que le permite almacenar más carbono, siendo un enfoque clave.
Para garantizar la transparencia y la trazabilidad en toda su cadena de suministro, Mulberry solo trabaja con proveedores de confianza en Europa, incluidos los miembros del Scottish Leather Group, uno de los mayores fabricantes de cuero en el Reino Unido, y cuyas granjas de ganado vacuno y lechero alimentadas con pasto operan emisiones netas de CO2 cero. ‘Tenemos este grupo de socios realmente solidarios con quienes hemos hablado sobre nuestra ambición de transformarnos en un modelo completamente regenerativo’, dice Charlotte O’Sullivan, directora de marketing global y digital de Mulberry.
La huella medioambiental del cuero
No es ningún secreto que la ganadería tiene una enorme huella medioambiental. La industria es responsable del 14,5 por ciento de las emisiones globales de CO2, así como del 36 por ciento de la deforestación entre 2001 y 2015, según el Instituto de Recursos Mundiales. Si bien a menudo se hace referencia al cuero como un subproducto de la industria cárnica, es una parte incorporada de su modelo comercial, lo que significa que no son simplemente desechos lo que los agricultores venden.
Más allá de las emisiones de CO2, el proceso de curtido, en el que la piel de la vaca se convierte en cuero, es otra preocupación importante debido al uso de productos químicos nocivos, como el cromo, que puede provocar la liberación de desechos tóxicos al medio ambiente. Mulberry dice que todas sus curtidurías estarán acreditadas ambientalmente por el Leather Working Group, mientras que marcas como SKIIM Paris están avanzando hacia técnicas de curtido vegetal.
FUENTE: www.vogue.mx